Kendrick Lamar y su dominio de la narrativa en el Super Bowl

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La actuación de Kendrick Lamar en el medio tiempo del Super Bowl LIX no solo fue un hito artístico, sino también una maniobra estratégica en términos de control de narrativa y relaciones públicas, especialmente en el contexto de su rivalidad con el cantante Drake.

En el mundo de las relaciones públicas, el control de la narrativa es clave para gestionar la percepción pública y fortalecer una imagen de marca. En la industria del entretenimiento, este principio se traduce en estrategias que van más allá de la música y el talento artístico.

Exploramos cómo su actuación se convirtió en un caso de éxito en storytelling, engagement y manejo de crisis dentro del ámbito del entretenimiento.

Control de la narrativa y relaciones públicas

Lamar aprovechó la plataforma del Super Bowl para reforzar su imagen y mensaje. Su interpretación de «Not Like Us», una canción que ha sido objeto de controversia debido a sus referencias al cantante Drake.

Esta decisión no fue casual; al hacerlo, se posicionó dentro de los temas de conversación global, dominando la narrativa mediática.

Esta actuación no solo capturó la atención de los medios, sino que también aumentó hasta en un 430% las reproducciones de la canción, posicionándose en el número de Spotify en Estados Unidos.

Las cifras del éxito

La actuación de Lamar atrajo a 133.5 millones de espectadores, superando el récord anterior establecido por Michael Jackson. En enero de 2025, Lamar alcanzó 81 millones de oyentes mensuales en Spotify, superando a Drake, quien registró 73 millones en el mismo período.

En términos de relaciones públicas, esto le permitió proyectar fortaleza y autenticidad, dos valores fundamentales en su imagen pública.

Control de crisis y respuesta

Drake respondió casi de inmediato con una modificación de la letra en su canción «Knife Talk», en un intento por recuperar el control de la conversación, pero fue tarde.

Esto demostró la importancia de la proactividad sobre la reactividad en la gestión de imagen, sobre todo, porque este momento se esperaba, y Drake pudo anticiparse o reducir el impacto.

Desde el uso estratégico de su repertorio hasta la conversación generada en medios y redes sociales, Lamar ejemplifica cómo un artista puede convertir un evento de alto perfil en una herramienta de relaciones públicas que trasciende la música.